jueves, 26 de marzo de 2009

Todo cambia constantemente.

Una verdad ineludible, casi diría una verdad de Perogrullo. Pero un Perogrullo ineludible. Y para demostrarlo, voy a cambiarla.

Nada cambia constantemente aunque a veces si cambian, es decir que a veces cambian, algunas cosas. Pero otras no, hasta que en un fatídico juego del destino aquellas cosas que no cambiaban, empezaron a hacerlo y las que lo hacían dejaron de hacerlo.

Claro que cabría preguntarse si en algún momento todo está en el mismo estado sincronizado de cambio, o si todo está en mismo sincronizado estado de…. Ehmmmeee… estado.

Interesante, pero soy partidario del cambio, así que cambio de tema.
Me he percatado de la existencia del sistema educativo.

La gente va a lugares, y a veces paga en esos lugares, para aprender.
Más aún, a veces aprende.

Lo interesante es que a veces aprende cosas distintas de aquellas por las cuales paga (en metálico o en voluntad) para aprender.
Por ejemplo, una persona invierte, su tiempo o dinero, en estudiar física, y termina aprendiendo, que la psicología es la razón de su vivir.

Esto me lleva a otra reflexión fundamental de la cual me siento altamente orgulloso de tener en este mismísimo momento en que mis manos parecen arañitas con mucha cafeína encima.

Contrario del dinero invertido, que suele, si la economía lo permite, retornar y hasta a veces viene con amigos y familia. El tiempo, tiene por mala costumbre, no volver nunca. Por mucho que uno lo invierta, o lo siembre con fertilizante, o lo ponga en remojo. Ni crece, ni se expande, ni sube en bolsa. NADA.

De forma que tomen mi consejo, no inviertan tiempo. Quedenselón todito para ustedes. Es más, ahora entiendo que en verdad la era digital tiene como único objetivo, quitarnos la chance de robarle las agujas al reloj. Con todo esto de los palitos de luz verde que tiene los relojes de ahora… nos quitan la chance de recuperar el tiempo.

Maldita sea… voy a desenchufar el reloj digital que tengo, si el tiempo no es mio, entonces que no sea de nadie. Claro después de que termine de cocinar el pan que tengo en el horno.

Buenas noches,
Atte. Sor Juan del Círculo.

PD (pero en la misma data):
Cuando uno paga con voluntad algo que quiere, nunca le dan el vuelto.

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